Los colombianos nos unimos en un solo grito mezcla de rabia, desprecio, odio, rencor, y dolor de patria contra aquél enemigo que nos ha robado la tranquilidad a algunos, la vida y la libertad a otros: Las FARC.
Para algunas personas los motivos de la marcha fueron erróneos, polarizarían al país más de lo que ya está, provocarían a los alzados en armas, dificultarían el acuerdo humanitario, y apoyarían un tercer mandato de Uribe legitimizando la guerra y sus políticas, por lo que no participaron.
Otros sentimos que ya es suficiente y que el mundo y las FARC deben saber la posición del pueblo, no de la oligarquía como dicen ellos, de rechazo a sus actividades terroristas. Bombas, minas, secuestros, extorsiones y masacres han desangrado a la patria y torturado a los colombianos.
Sin tomar posición política varios millones de compatriotas y yo nos unimos formando la Mancha Blanca, legitimando la guerra contra terror para alcanzar la paz. Le dijimos si al exterminio de la fuerza opresora. El mensaje fue claro: ¡No queremos más de lo mismo!