29 de septiembre de 2008

El show de la política

La política en Colombia es un show. Es un espectáculo como las corridas de toros. Es igual de burdo y brutal. El político es el torero: con un trapo rojo en la mano para engañar y una espada debajo del brazo, bien afilada, lista para lastimar. Siempre luciendo bien. Es un gracioso asesino. El pueblo es como el toro: bruto e ingenuo. Se la pasa embistiendo a la nada. Jadea esperando la cruel espada sobre su lomo. En todo el territorio nacional se vive el caos, la crisis y la corrupción florece en una primavera eterna. La nación muge hondamente pidiendo soluciones. Mientras tanto, nuestros dictadorcillos criollos, como los llamaba el Libertador, se siguen vistiendo de brillantes y con gracia le hacen el quite al pueblo, esperando el momento oportuno para dar el zarpazo. Ese es el show de la política. Es sentarse en las graderías a ver un poderoso animal caer rendido ante un pequeño tirano. Lo único reparador es que a veces la bestia cornea a su enemigo hasta la muerte.

1 de septiembre de 2008

Atentado contra la in-Justicia

Otra vez las Farc atentan contra Cali. Esta vez estallaron en sus entrañas una bomba maldita. 80 kilos de explosivos que con su peso hunden a la ciudad en la tristeza y la descepción. Algunos analistas dicen que estamos viviendo la post-guerra y que la guerrilla en su afán por hacerse sentir traerá el conflicto a las ciudades. Yo creo que buscan consolarnos generando un ambiente de victoria. El problema, sin embargo, es que no hemos ganado nada. Aunque las fuerzas militares han salido victoriosas de importantes batallas, las guerras se acaban junto con el enemigo. Falta plomo por tirar y mucha sangre por correr antes de que estos bandidos dejen a un lado las armas -y el narcotráfico- para reinsertarse a la vida civíl. Hasta ahora no entiendo la razón de las Farc para atacar el palacio de justicia, o en mejores términos el palacio de la impunidad. Ese recinto atiborrado de papeles y de un atraso medieval, evidenciado en la increible lentitud para aplicar la ley, es el mejor acto terrorista contra los colombianos. ¿Será que los guerrilleros le están haciendo un favor al pueblo llamando la atención sobre el oxidado, casi obsoleto, aparato de justicia? El pum, según me han contado, se escuchó en gran parte de la ciudad. Es el despertador, como todos sus antecesores, para una sociedad sorda y somnolienta. Es un recordatorio de lo que ha sido Colombia en toda su historia y de lo que seguirá siendo si no se hacen grandes cambios: Un largo y fuerte pum.

Letanía

Escribir es estirar las alas en el ancho cielo de la imaginación, encerrar pensamientos entre letras, que no vuelen libérrimos perdiéndose en el tiempo. En la angustia de tener tanto que decir, ignotos mundos para relatar fijos en las pupilas, el papel recibe la descarga tremenda de una retórica que llegó sin desaparecer. Duele el mundo en mi, en cada detalle que se pierde entre los vericuetos de la cabeza, en las ricas historias incompletas y las yermas noches de incansable ocio que en el extravío de banales ocupaciones desperdicié. Cada párrafo es un parir. Viene con sufrimiento y convulsiones de tan liviana memoria desterrante de momentos olvidados. He aquí lo que quiero contar, libre la palabra que encierra la letra, fresco el sentir que el pecho guardó.

¿Quién soy?

Estudiante de Comunicación Social y Filosofía. ricardotp@hotmail.com ---- ricohin

Para seguir. No escribo mucho