19 de abril de 2009

El aire que respiro

El aire es pesado. Abundan las chimeneas, bocas negras, grises, rojas, de todos los colores, exhalando humos nauseabundos, viciándolo todo. Unas son grandes, de gargántas metálicas, otras pequeñas, de carne viva. Aquí humo es lo que sobra, para todos hay, lo han democratizado, esa es la ley del lugar. Bogotá es un castillo y su bandera el humo. En el interior vive encerrado un país, respirándolo, por no poder salir de ahí. Es la jaula de una monarquía que arruinó a la Nación y ahora se esconde en su mismo corazón huyéndole a su creación. Todos los caminos conducen a ella y por esas sendas ha llegado su miseria. La alcanzó el engendro que creó y con él el humo la invadió. Los habitantes del castillo llegaron por esos caminos de todas partes, sin invitación ni bienvenida. Andan en masa, de aquí para allá, respirando porquería. Son indiferentes, autómatas. Nadie es nadie, no se conocen ni se quieren. Caminan unos al lado de otros, comparten su encierro, el gris de su mundo y lo vasto de éste. Trabajan, comen y tiran, esa es su vida. El aire es pesado. Se respira injusticia. Se respira corrupción. Se respira violencia. Se respira temor. En Bogotá se respira humo y el humo la respira a ella. La absorve en un suave abrazo, en la violencia de su ascenso, en la oscuridad de su alma. La acoge en su cálido seno, la enferma y con cada atardecer se marcha, arrastrada por el viento, espantada por el sueño.

1 comentario:

Lali dijo...

entonces que viejo ricci! te apoyo rotundamente, aunque yo resumo en todas esas palabras tan educadas que escribes que el humo de Bogotà es una porquerìa jajaja. un besito!

Letanía

Escribir es estirar las alas en el ancho cielo de la imaginación, encerrar pensamientos entre letras, que no vuelen libérrimos perdiéndose en el tiempo. En la angustia de tener tanto que decir, ignotos mundos para relatar fijos en las pupilas, el papel recibe la descarga tremenda de una retórica que llegó sin desaparecer. Duele el mundo en mi, en cada detalle que se pierde entre los vericuetos de la cabeza, en las ricas historias incompletas y las yermas noches de incansable ocio que en el extravío de banales ocupaciones desperdicié. Cada párrafo es un parir. Viene con sufrimiento y convulsiones de tan liviana memoria desterrante de momentos olvidados. He aquí lo que quiero contar, libre la palabra que encierra la letra, fresco el sentir que el pecho guardó.

¿Quién soy?

Estudiante de Comunicación Social y Filosofía. ricardotp@hotmail.com ---- ricohin

Para seguir. No escribo mucho